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Discusion General => Webeo => Mensaje publicado por: piratex en Mayo 05, 2009, 00:59:22

Título: Como encaras a tu pareja cuando te mandaste una KK???
Publicado por: piratex en Mayo 05, 2009, 00:59:22
Entramos en un asunto que es toda una ciencia, y en la que algunos se merecen un Premio Nobel y otros no llegan ni a una Cinta Azul de la Popularidad. Cuando te mandás una macana con tu novia/novio/esposa/marido, ¿cómo la arreglás?

De eso se trata esta nota, aunque admitimos que la cosa también depende de la macana que te hayas mandado, y además en eso cada pareja es un mundo aparte. Pero intentemos, de todos modos, una clasificación sobre los distintos modos de (tratar de) enmendar una metida de gamba parejeril.

El intento clásico. Variante cada vez más ineficaz, y en algunos casos directamente contraproducente. En el caso de él, consiste en regalar flores. En el caso de ella, obsequiar medias o un zolcillonca. Son presentes tan asociados, justamente, a las cagadas hechas, que el destinatario lo recibe como una confirmación de que fue soberanamente garcado por el/la regalador/a. Resultado, llegás a tu casa y ves las flores destrozadas y embolsadas en la vereda, a la espera del recolector de residuos. Veintinueve mangos gastados al pedo, y encima la otra tarada está más caliente que antes.

El clásico más jugado.También es una receta tradicional, pero más cara. Es decir, una apuesta osada. Ejemplo: llegás, ella te recibe pisándose el mentón, para que notes que tiene la cara bieeen larga y totalmente ojetizada, por si se te ocurriera olvidar que estás al borde de la condena de cumplimiento efectivo.

Entonces, con tu mejor cara de galán setentista, levantás tu ceja ganadora, engolás la voz y le decís: "Tengo dos reservas en 'Les garomps delicatessen'. ¿Te parece que nos déamos una noche re-yena de glamurc?"

Ella dice que sí, y el éxito así, sencillo, sin esfuerzo, te enciende una luz de alerta en un rincón lejano. Pero elegís confiar en tu suerte, en que quizá es tu día nomás, y allá van.

Claro, después sí entendés su plan, pero ya será tarde. Cuando ya está hecha la elección en el menú, cuando ya sumaste y calculaste que en la cena se te van como mínimo 180 mangos, ella te entra a taladrar la cabeza con los interminables considerandos de su sentencia. Y por supuesto que, de postre, tira la servilleta con rabia sobre la mesa (para entonces el tonito de ella ya te convirtió en el centro de atracción de todo el salón), se levanta con toda la intención de que se note su cabreo, y se va.

Todos te miran, como si fueras un número incluido en el costo del lugar. El mozo llega con el tiramisú que había pedido ella, y vos, elevando un poco el volumen como para que los demás también oigan, le decís: "No, la doctora se retiró porque le avisaron que justo tiene que atender un parto con veintillizos. ¿Me envolvés eso como para llevar, maestro?"

La impensada. Cuando hundís la gamba, lo que la otra parte espera es tu inmediato repliegue culposo, y planifica un avance demoledor. Pero ¡jaja!, lo que no se esperan es que vos mismo montes una ofensiva. Obvio que no se trata de una salida fácil, porque una vez que apostás a ella, la cosa es a todo o nada.

Es el típico caso del tipo al que la mujer le abre el auto y le encuentra, en el asiento trasero, un forro usado, una tanga que huele a restorán portuario y manchas de secreciones humanas en distintas zonas del tapizado. Entonces ella entra como una tromba a la casa, da las referencias, exige explicaciones y él, con cara de súper ofendido, le contesta:

-¡Aaaaah, habías sido vos la que me deja el coche sin llavear!¡Claaaaro, si después es el idiota el que se tiene que romper el orto para poder comprarse otro estéreo!

Ir con la verdad y reconocer el error. No, ni en pedo, ahí sí que moriste. Así se trate de reconocer que tendrías que haberle puesto más sal al lomo a la riojana, el caso volverá una y otra vez en todas las nuevas discusiones que surjan el resto de tu vida con esa persona, y servirá para equilibrar cualquier cagada de ella, ya sea que se trate de una guampa olímpica o un homicidio simple en perjuicio de un familiar directo tuyo.

La vía pasional. Otra opción riesgosa. Hombres y mujeres tienden a decir, en las buenas épocas, cosas que no son ciertas pero que creen que queda bien decir. Por ejemplo: "Yo lo que no tolero tras una discusión es la indiferencia. No, yo lo que quiero de un hombre es que se cague en mi cabreo y que me haga el amor como un cavernícola".

Bien; el día que discutas con tu mujer porque no le contaste que tenías otra tarjeta de crédito (ocultamiento que hiciste a los fines de que no te reviente el límite de compras, como ya había hecho con las cuatro anteriores), y te la quieras clavar a lo guapo tras pegarte una ducha, preparate para que te incruste una tijera en las costillas mientras estás en pleno bombeo y que después, encima, te denuncie por violación intramatrimonial.

La vía pasional II. En la improbable situación (sólo ocurre en el 2,7% de los casos) de que en la escena anterior ella consienta el empomamiento, no te va a quedar otra que lograr niveles de excelencia en la enhebración. Cualquier flaqueza, el mínimo descenso por debajo del nivel 9 puntos, hará que ella estalle: "¡Sabía que no me deseás más y por eso te garcás en mi vida, en mis necesidades, en todo lo que sho soy y tengo derecho a serrrrr!"

Si quien busca el indulto es una mujer, a él no le bastará que ella lo ordeñe aplicando el 94% del Kamasutra. Después de tres horas de amasije dirá: "¿Y qué pasó con la posición de la libélula prestidigitadora de ocho patas hamacándose sobre el bambú candente?¿Me estás queriendo decir que la tengo corta o qué?"

La financiera. Consiste en, por la mañana, dejarle a él/ella una determinada cantidad de dinero en la mesa de luz, con un mensaje cariñoso que camufle un poco la mera compra de la reconciliación. Lo negativo: si se dejan 7 pesos, la cosa se pone peor. Lo positivo: casi siempre funciona. De nuevo lo negativo: siempre que funciona, sale carísimo.

Fuente (http://www.angaunoticias.com.ar/variete/961-arreglarunagarcada.html)