Un arquero para la historia
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Se retiró Carlos Fernando Navarro Montoya. A los 43 años y luego de atajar durante 25 temporadas, uno de los mejores arqueros de la historia de Boca y del fútbol argentino le puso punto final a su trayectoria. El Mono será recordado por su estilo y sus buzos de colores, por convertir su profesión en vocación, por el respeto hacia sus compañeros y rivales, por ser fiel a sus convicciones y no cambiar por las circunstancias. Navarro Montoya ya es una leyenda.
Jugó en Boca entre 1988 y 1996 (disputó 400 partidos entre torneos locales e internacionales y con 825 minutos invicto batió el récord que tenía Antonio Roma desde 1964) y se transformó en ídolo del club antes de ganar títulos (obtuvo la Supercopa 1989, la Recopa 1990, Copa Masters 1992, Apertura 1992 y Copa de Oro Nicolás Leoz 1993). Trascendió la barrera de los resultados y consiguió el reconocimiento de todas las hinchadas, algo poco común en un fútbol exitista y propenso a las confrontaciones sin sentido.
Los que vivieron su época o tuvieron la oportunidad de ver algún video, quedarán fascinados con su manera de achicar en los mano a mano, con su capacidad para atrapar la pelota con una mano en los centros, con la precisión de sus voleas o con su forma de vivir y sentir el juego. Entre otras cosas, Navarro Montoya generó que muchos chicos quisieran ser arqueros para volar por un rato y que muchos hinchas no compraran las camisetas de sus equipos y optaran por sus coloridos y alegres buzos, como si fueran los trajes de un superhéroe.
El Mono estará para siempre en la historia de Boca, junto con Hugo Gatti, Antonio Roma, Oscar Córdoba y Roberto Abbondanzieri. Algunos no le perdonaron que gritara un gol de Independiente, otros le reprocharon que vistiera otras casacas. Nada ni nadie le quitarán el lugar que supo ganarse en la cancha. En el fútbol argentino dejó su sello al lado de nombres como los de Ubaldo Fillol, Amadeo Carrizo y el Loco Gatti. A lo largo de su carrera, ganó títulos y cosechó descensos, éxitos o fracasos incomparables con su estilo audaz.
La pucha que decir no. Quien no tuvo el buzo de arquero con el camion. Yo fui de esos que cuando volvio a boca con otra casaca lo aplaudio.. Era mi idolo de chiquito. Un groso el mono..