La estupidez humana
-RESUMEN DEL LIBRO "ALLEGRO MA NON TROPPO"-
Carlo M. Cipolla
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LAS LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA
La Primera Ley Fundamental: " Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo".
La Segunda Ley Fundamental: " La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona".
La Tercera Ley Fundamental: " Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".
La Cuarta Ley Fundamental: " Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error".
La Quinta Ley Fundamental: " La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado".
CATEGORÍAS FUNDAMENTALES DE PERSONAS
Todos los seres humanos están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.
Los Incautos: Podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción (es decisivo que sea él quién la inicie), cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto.
Los Inteligentes: Igualmente nos vienen a la memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes obtuvimos provecho: se trataba de una persona inteligente.
Una persona inteligente puede alguna vez comportarse como una incauta, como puede también alguna vez adoptar una actitud malvada. Pero, puesto que la persona en cuestión es fundamentalmente inteligente, la mayor parte de sus acciones tendrán la característica de la inteligencia.
En determinadas circunstancias una persona actúa inteligentemente, y en otras circunstancias esta misma persona puede comportarse como una incauta. La única excepción importante a la regla la representan las personas estúpidas que, normalmente, muestran la máxima tendencia a una total coherencia en cualquier campo de actuación.
Los Malvados: Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente, estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia causándonos perjuicio a nosotros: nos encontramos frente a un malvado.
Existen diversos tipos de malvados; el malvado perfecto es aquél que con sus acciones causa a otro pérdidas equivalentes a sus ganancias. Otro tipo de malvados son aquellos que obtienen para sí ganancias mayores que las pérdidas que ocasionan en los demás, esos son deshonestos y con un grado elevado de inteligencia, pero la mayoría de los malvados son individuos cuyas acciones les proporcionan beneficios inferiores a las pérdidas ocasionadas a los demás. Este individuo se situará muy cerca del límite de la estupidez pura.
Los Estúpidos: Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones.
Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.
La mayoría de las personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas, en otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí, sea esto positivo o negativo. Pero aún hay más. Existen personas que con sus inverosímiles acciones, no solo causan daños a otras personas, sino también a sí mismos. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos.
EL PODER DE LA ESTUPIDEZ
Como ocurre con todas las criaturas humanas, también los estúpidos influyen sobre otras personas con intensidad muy diferente. Algunos estúpidos causan normalmente perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras. La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y del grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad.
Nos queda aún por explicar y entender qué es lo que básicamente vuelve peligrosa a una persona estúpida; en otras palabras en qué consiste el poder de la estupidez.
Esencialmente, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.
Una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. El malvado quiere añadir un "más" a su cuenta. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener un "más" para sí, procurando también al mismo tiempo un "más" para los demás, deberá obtener su "más" causando un "menos" a su prójimo.
Desde luego, esto no es justo, pero es racional, y si es racional uno puede preverlo.
Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida os perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, de ello se deriva que generalmente el ataque nos coge por sorpresa incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional, porque el ataque, en sí mismo carece de cualquier tipo de estructura racional.
El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Hay que tener en cuenta también otra circunstancia. La persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario de todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora.
Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente.
No hay que asombrarse de que las personas incautas, generalmente no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni las malvadas consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez.
Generalmente, se tiende incluso a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto significa que se está confundiendo la estupidez con la candidez.
SOCIEDAD Y ESTUPIDEZ
Sería un grave error creer que el número de estúpidos es más elevado en una sociedad en decadencia que en una sociedad en ascenso. Ambas se ven aquejadas por el mismo porcentaje de estúpidos. La diferencia entre ambas sociedades reside en el hecho de que en la sociedad en declive los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros.
Un pais en ascenso tiene también un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que procuran tener controlada a la fracción de los estúpidos, y que, al mismo tiempo, producen para ellos mismos y para los otros miembros de la comunidad ganancias suficientes como para que el progreso sea un hecho.
En un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual; sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos.
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Baii.
"Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe."
El estúpido es más peligroso que el bandido.
Jajajaja... que maestro, Cipolla.
Gracias por compartirlo, Predicador :D
Carlo M. Cipolla (1922-2000)
Historiador italiano especializado en la historia de la economía. Nacido en Pavía, estudió en la Sorbona y en la London School of Economics. Empezó a trabajar en la Universidad de Catania, en Sicilia, pasando después por las universidades de Venecia, Turín, Florencia, Pavía y Pisa. En 1959 se incorporó a la Universidad de California en Berkeley donde permaneció hasta su retiro en 1991.
Fue un autor prolífico, creativo y con diversidad de intereses. Su autoridad fue siempre reconocida en la historia económica, especialmente en la historia del dinero y de la población, pero trabajó también en la historia de la tecnología, la alfabetización y los sistemas sanitarios.
(http://www.eumed.net/cursecon/economistas/cipolla.jpg)
Obtuvo numerosos reconocimientos y honores, desde el doctorado honorífico en medicina por la universidad de su Pavía natal, hasta la membresía en la Royal Historical Society of Great Britain, la American Academy of Arts and Sciences, y la Accademia dei Lincei, a la que había pertenecido Galileo.
Uno de los trabajos más divulgados de Carlo M. Cipolla es su breve análisis económico, demográfico e histórico de la estupidez humana que publicó en su libro "Allegro ma non troppo" de 1988.
Gracias! Muy bueno el tema !!! Predicador y vtf102
Hace tiempo que escucho que la estupidez humana no tiene límite :wink: ,será verdad????
jeee... les recomiendo el libro de Paul Taborí: Historia de la estupidez humana ( lo pueden bajar de http://galeon.com/angielibros/Angie.htm y te lo mandan por mail)
y encontré esta buena observación al tema... :lol:
Un nuevo capítulo para la historia de la estupidez
En realidad el título del libro de Paul Tabori es Historia de la estupidez humana, pero puedo prescindir de lo humano en el título porque que yo sepa los animales no son estúpidos. He leído, sin sorpresas, que existe la posibilidad que en algún sitio de este globalizado planeta, se prohibirá a los menores que vean películas en donde los actores fuman. No hay diferencia si lo hacen en cigarrillos, pipas o habanos. He calculado que los menores, de esa manera, no podrán ver bastante más de la mitad de la historia del cine. La medida no deja de ser interesante, pero es incompleta. Y para que la estupidez lo sea deben agregarse nuevas prohibiciones. Por ejemplo, evitar que los niños lean Sherlock Holmes por su mala costumbre de fumar en pipa, prohibir, además, ese cuento para niños (los antiguos eran muy ignorantes) que trataba del gallo y la buena pipa o algo por el estilo. En las películas de guerra hay que cortar escenas bastantes común, de un soldado que está muriendo y pide una última pitada. No hay necesidad de cortar las otras donde se puede observar cómo descuartizan a niños preferentemente orientales. Las películas de Bogart quedarían prohibidas en su totalidad, pues es difícil ver al actor sin un cigarrillo en la mano. Lo mismo pasaría con Hoagy Carmaichael, (comía con el cigarrillo puesto), el autor de Polvo de Estrellas. Deben quedar prohibidas todas aquellas canciones que tengan en el titulo o en sus letras la insinuación de esa depravación que significa el fumar. Algunas: "Hay humo en tus ojos", "Dos cigarrillos en la noche", "Fumando espero", "Cafetín de Buenos Aires" (ese antro fue la escuela de todas las cosas donde el protagonista, de muchacho, aprendió entre asombros, el cigarrillo, la fe en mis sueños y una esperanza de amor. Cosas deleznables, sin duda). Ni hablar sobre la inmediata prohibición de "Sobre el pucho", de "Café de los angelitos", donde el tipo dice que evoca perdido en la vida, enredado en los hilos del humo, frente a un grato recuerdo que fumo; ¿Hay necesidad de nombrar otros tangos? Todos parecen tener gusto a tabaco.
También será necesario que los censores desplieguen su talento de pestíferos sabuesos para prohibir tantos poemas que hablan de los cigarrillos y romper las fotografías de escritores como Sartre (ya lo han hecho) o Bertolt Brecht, que siempre andaba buscando un habano para fumar. Por suerte ni en el exilio le faltaban cigarros.
En sus opuestos ideológicos, la gente joven debe ser advertida que Churchill y Fidel Castro fumaban cigarros. Y algo bien rosarino que recuerdo: Sylvestre Begnis hablaba (con humor) de sus pantalones acribillados con pequeños agujeritos que producían las chispas de la pipa que fumaba continuamente.
Volviendo al cine. Observo ciertos carteles de propaganda del cine negro. Deben desaparecer, así como las fotografías de propaganda o algunas escenas. Miro tres fotos de El halcón maltés. En dos de ellas Bogart está con el cigarrillo en la boca junto a Peter Lorre; en la otra con su típico impermeable y el cigarrillo en la mano; Joan Bennett fuma al lado de Walter Pidgeon en The man Hunt, de Fritz Lang; otra de la Bennett: acepta que Edward G. Robinson le encienda el cigarrillo en La mujer del cuadro; en Laura, Vicente Price le ofrece un Chesterfield a Gene Tierney; otra vez Bogart con el cigarrillo en la boca, atado a una silla por Laureen Bacall (o atado por cualquier otro); Richard Widmark y John Garfield, fumando, Neville Brand como Al Capone con un gran cigarro en la boca; Robert Mitchun, en Adiós muñeca, el cigarrillo entre los labios, el sombrero echado hacia atrás, la copa en la mano; Irene Dailey como Ma Grisson, el cigarrillo humeando en la boca; Edward G. Robinson en Little Cesar, el cigarrillo entre los dedos; un cartel publicitario de Gilda, donde se ve a Rita Hayworth en una de las escenas culminantes de film, con un cigarrillo en la mano; Orson Welles, en la galería de espejos de la secuencia final de La dama de Shangai, multiplicada su imagen mientras fuma y sostiene en la mano; Lana Turner poniéndole el cigarrillo en la boca a John Gardfield (que tiene el brazo herido) en El cartero llama dos veces. ¿Es necesario seguir? Si elegimos el cine negro es porque es el que más podemos recordar. Pero que se entienda el fin de estas líneas. Nadie ignora que el cigarrillo es nocivo para la salud en múltiples aspectos y no únicamente porque puede provocar el cáncer. Lo que se me ocurre es que si se impide que los menores (no se especifica la edad del menor) vean esos films en donde se fuma, acaso habría que llevar las cosas a su extremo. Tampoco dejarles nada que tenga que ver con el sexo, pues puede producir sida; tampoco con el alcohol, pues lleva o puede llevar al alcoholismo; y si se fuera consecuente (pero en este caso tenemos la certidumbre que no se lo será) habría que prohibir ver los films de guerra o aquellas otras películas en donde
lamentables protagonistas de la historia, como Hitler, son retratados con cierta tolerancia. La mayoría de las películas dedicadas a la guerra, con honrosas excepciones, son una apología de la violencia además de ser una forma de justificar la guerra de acuerdo a las circunstancias históricas de cada momento en que ellas se produjeron.
Es probable que se logre una prohibición para que los menores no vean films en donde se fume. Hasta es probable que también sea represivo en cuestiones sexuales y hasta políticas. Pero es harto improbable que se logre eliminar la propaganda armamentista y el derecho a la guerra que tiene, en el momento que quiera y por lo que sea, aquellos que hoy detentan un poder sin límites. Eso seguirá hasta vaya a saber cuándo.
Eso sí: se seguirá matando, torturando, invadiendo, impidiendo la libertad individual. Pero se prohibirá el cigarrillo y hasta se le sacará el cigarrillo de la mano a Sastre, a Bogart y los cigarros a Churchill y a Fidel Castro. Paul Tabori podría haber escrito un nuevo capítulo de su conocido libro. Pero con gusto a cigarrillos de chocolate.
Fuente:Gary Vila Ortiz
Saludos
Nala#
Gracias Nala :D
"Hay dos cosas que son infinitas: el universo y la estupidez humana"
Albert Einstein
Gracias a todos. Excelente tema sobre todo cuando uno esta rodeado de estupidos, jaja. A leer se ha dicho
Un aporte mas sobre la estupidez, es un poco largo, pero vale la pena
Extracto de
El pendulo de Foucault de Umberto Eco (librazo por cierto)...
Citar--Ser imbécil ya es más complicado. Es un comportamiento social. El imbécil es el que habla siempre fuera del vaso.
--¿A qué se refiere?
--Así --apunto el índice hacia su vaso y lo clavó en la barra--. Quiere hablar de lo que hay en el vaso, pero, esto por aquí, esto por allá, habla fuera. O si prefiere, es el que siempre mete la pata, el que le pregunta cómo está su bella esposa al individuo que acaba de ser abandonado por la mujer. ¿Me explico?
--Se explica, conozco a algunos.
--El imbécil está muy solicitado, sobre todo en las reuniones mundanas. Incomoda a todos, pero les proporciona temas de conversación. En su versión positiva llega a ser diplomático. Habla fuera del vaso cuando otros han metido la pata, consigue cambiar de tema Pero a nosotros no nos interesa, no es nunca creativo, trabaja de prestado, de manera que no presenta manuscritos en las editoriales. El imbécil no dice que el gato ladra, habla del gato cuando los demás hablan del perro. Confunde las reglas de conversación, y cuando las confunde bien es sublime. Creo que es una raza en extinción, un portador de virtudes eminentemente burguesas. Necesita un salón Verdurin, o mejor, Guermantes. ¿Todavía leéis esas cosas, vosotros los estudiantes?
--Yo si. -luego agregó -¿Y el estúpido?
--Ah. El estúpido no se equivoca de comportamiento. Se equivoca de razonamiento. Es el que dice que todos los perros son animales domésticos y todos los perros ladran, pero que también los gatos son animales domésticos y por tanto ladran. O que todos los atenienses son mortales, todos los habitantes del Pireo son mortales, de modo que todos los habitantes del Pireo son atenienses.
--Y lo son.
--Si, pero de pura casualidad. El estúpido incluso puede decir algo correcto, pero por razones equivocadas.
--Se pueden decir cosas equivocadas, con tal de que las razones sean correctas.
--Vive Dios. ¿Si no por qué tomarse tanto trabajo para ser animales racionales?
--Todos los grandes monos antropomorfos descienden de formas de vida inferiores, los hombres descienden de formas de vida inferiores, por tanto todos los hombres son grandes monos antropomorfos.
--No está mal. Ya estamos en el umbral en el que sospechamos que algo no funciona, pero es necesario un esfuerzo para demostrar qué es lo que no cuadra y por qué. El estúpido es muy insidioso. Al imbécil se le reconoce en seguida (y al cretino ni qué decir), mientras que el estúpido razona casi como uno, sólo que con una desviación infinitesimal. Es un maestro del paralogismo. No hay salvación para el redactor editorial, debería emplear una eternidad. Se publican muchos libros escritos por estúpidos, porque a primera vista son muy convincentes. El redactor editorial no está obligado a reconocer al estúpido. No lo hace la academia de ciencias, ¿por qué tendría que hacerlo él?
--Tampoco lo hace la filosofía. El argumento ontológico de San Anselmo es estúpido. Dios tiene que existir porque puedo pensarlo como el ser dotado de todas las perfecciones, incluida la existencia. Confunde la existencia en el pensamiento con la existencia en la realidad.
--Si, pero también es estúpida la refutación de Gaunilo. Puedo pensar en una isla en el mar aunque esa isla no exista. Confunde el pensamiento de lo contingente con el pensamiento de lo necesario.
--Una batalla entre estúpidos.
--Claro, y Dios se divierte como un loco. Decidió ser impensable sólo para demostrar que Anselmo y Gaunilo eran estúpidos. Qué motivo más sublime para la creación, qué me digo, para el acto mismo en virtud del cual Dios determina su propio ser. Todo para poder denunciar la estupidez cósmica.
--Estamos rodeados de estúpidos.
--No hay salida. Todos son estúpidos, salvo usted y yo. Mejor dicho, no es por ofender, salvo usted.
Baii.
Esta groso el material, se agradece.
Aunque no escribió nada desconocido para la gente en general.
Cita de: Predicador en Septiembre 30, 2005, 06:16:31
En un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual; sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos.
El chabon pasó por Argentina. :jaja: